...Siempre miraba como todos cambiaban, de vida, de auto, de trabajo, de hobby, de lugar. Siempre miraba y miraba con atención fijándose hasta en los mínimos detalles, siempre los recuerda; cada uno y todos ellos, cualquier olor, sonido, sabor o textura lo relacionaba con algún recuerdo, incluso su tiempo presente escapaba por esa manía de recordarlo todo...
Pasada la mitad de su jornada laboral había recodado más de 200 situaciones de años pasados, recordándolas con fecha, hora y lugar, con una exactitud que le satisface sin saber por qué, por lo menos el letargo de su maldito trabajo pasaba más rápido irónicamente yendo hacia atrás. No era un ejercicio voluntario para ejercitar su memoria, ya que nunca entendió la némesis de su buena memoria, solo recordaba de que de niño siempre se acordaba.
A medida que de niño fue creciendo, debido a veces que la vida no es como siempre quisiéramos, empezó a recopilar datos que no le gustaban, recuerdos feos y que no quería, lamentablemente todo su entorno seguía dándole penas y alegrías para el recuerdo. De adolescente empezó a buscar formas de dañar su cerebro, ya no quería recordar más!, aun que en ciertas ocasiones el recordar ese dato o aquel nombre de cierto grupo y su canción le brindó buenos dividendos en cuanto a respeto de algunos personajes que a esa altura de su vida rondaban de manera frecuente, buscó y leyó formas para terminar de ser tan bueno para perder tiempo recordando que una vez leyendo una revista científica (cosa poco habitual para él), "El alcohol afecta la memoria...", ese reportaje detonó en él una especie de búsqueda para dejar de recordar todo, veía en el alcohol una especie de salvación de su maldito cerebro.
Ya van casi 10 años de que se "autorecetó" el "consejo" de aquella revista científica (a todo esto fue un aro en sus recurrentes lecturas), e influenciado por éstas es que decidió tomarlo. Casi 10 años y sigue teniendo la misma memoria, y los mismos recuerdos que siempre a tenido y a sumado otros que tampoco tienen importancia y relevancia alguna, es entonces por lo menos dudosa las cosas que aseveran en ese tipo de revistas con tanto prestigio-piensa por momentos- por lo menos ahora disfruta de cada dosis que se medica, nunca solo, siempre en compañía de uno que otro buen amigo.
Los días, las semanas, los meses y los años y el sigue igual, en lo mismo; el tiempo avanza y cambia para todos, menos para él, es como si el tiempo pasara de manera arrolladora por su cuerpo y su vida, pero su mente está atrapada entre tantas cosas que recuerda, recuerda porque en algún momento le irán a servir (cómo si a alguien le importara que Daca es la capital de Bangladesh?!, se replica), en fin.
Termina la mitad de su jornada laboral, sale a almorzar y se dirige al casino, come; hoy llevó tallarines desde su casa, que sabían igual a como habían quedado el día que empezó a trabajar, hace tiempo que no sentía ese gusto, mientras los engullía recordaba que la primera vez que trabajo era en 1996, vacaciones invierno mientras cursaba 4º medio, en un liceo industrial, porque no había dinero y tenía que salir con alguna profesión de ahí o si no sería un vago, lo que nunca que hizo gracia ni a él ni a ninguno de sus amigos de barrio e infancia, con cuales sigue teniendo contacto y manteniendo amistad, una fluida amistad, que cada vez que pueden se juntar a beber unas copas para recordar buenos tiempos, tiempos que pasan y pasan por su lado y este no da cuenta, está obnubilado por la ensalada de lechuga que aliña con limón y sal solamente, cuando niño había escuchado que el aceite hacía mal para algo, él lo sabía, pero eso explicaba ante cualquier pregunta al respecto de que porque no le ponía aceite a su ensalada, recordó una vez que cuando niño cerca de su casa habían una especie de huerta gigante, una cosa que llamaban "La Chacra", que en sus travesuras de niño asaltaban y robaban sus verduras y desames desde ahí, las cuales comían con sus amigos en improvisadas casa club, hechas con palos y vigas botadas en los sitios abandonados (peladeros) cercanos a su población, un festín a sus famélicas jornadas de eternas corridas y jugadas... Así terminó su almuerzo, lleno de recuerdos, salió a la calle a tomar aire fresco y el sol de frente golpeó su cara, cubrió su cara con sus manos y caminó hacia la sombra, que fresca le ofrecía su cobijo, se acomodó en el pasto de espaldas y mientras escuchaba música seguía recordando, ahora solo cambiando la radio de su walkman escuchaba los primeros acordes o notas de una canción y recordaba autor, nombre de la canción y a veces hasta el año y prosiguió su juego hasta que al fin dejó de recordar...
Para dar paso a los sueños, que solo consigue dormido, haciendo esta analogía se da cuenta que apenas dejó de soñar despierto su mente se había encargado de recordarle todo, porque siempre lo que más recuerda es todo lo que soñaba hacer cuando creciera, ya no sabe que hacer y solo hace y cumple con sus obligaciones, a medias pero las cumple, ya no traza sueños, no tiene, incluso cuando duerme y los tiene a veces puede controlarlos.
Pasó el tiempo de su almuerzo dejó de dormir empezó a recordar y volvió a trabajar, así pasó toda la tarde recordando tarareando canciones de antaño que sin explicación alguna se sabe, trató de esquivar los recuerdos malos y siguió trabajando con la mente en tiempos que nunca regresarán, la única forma de ver que para él el presente y el futuro no es más que lo que ya tiene.